La poesía espiritual de Pablo Núñez

Por Jonás Berea (jonasberea@gmail.com)
https://jonasberea.wordpress.com/

PabloA lo largo de la historia de la literatura española, desde sus orígenes hasta el siglo XX, podemos encontrar amplias muestras de poesía religiosa de la mayor calidad y profundidad. La Biblia, cuyo contenido es poético en una altísima proporción, ha ejercido una influencia decisiva en autores como Jorge Manrique, Juan de la Cruz, Lope de Vega, Dámaso Alonso o Blas de Otero, por citar solo unos pocos.

No es tan fácil encontrar poesía religiosa en nuestros días. Por eso para un creyente amante de la poesía es muy satisfactorio leer la obra de Pablo Núñez (Langreo, 1980). Doctor en Filología Hispánica, ha estudiado la influencia de la Biblia en la poesía de autores como Borges o Luis Alberto de Cuenca y tiene publicados dos poemarios, además de algunas poesías en una antología de autores asturianos, Tempus fugit (Círculo Cultural de Valdediós, 2011).

La suya es una poesía con referencias al arte, la literatura y los viajes, que invita a reflexionar sobre el sentido del lenguaje, los significados que se asoman detrás de lo cotidiano, el paso del tiempo (desde una perspectiva que podríamos considerar, paradójicamente, de alegre nostalgia) y la esperanza.

Ofrezco aquí dos de sus poemas, el primero de evidente inspiración bíblica, el segundo de tono sapiencial. De su libro Lo que dejan los días (Universidad de Murcia, 2014):

Éxodo 33, 18-23

Acuérdate de no mirar su rostro,
porque nadie puede verlo y seguir con vida.
Quieto, junto a la roca,
esperas a que su mano te cubra
–se escucha todavía el eco de su nombre–.
El desierto no existe en ese instante,
en el que sientes un extraño temor.
Ya vuelve la luz, ya ves su espalda:
el resplandor que no serás capaz
de describirle a nadie.

Y de Tus pasos en la niebla (Renacimiento, 2020):

Quizá todo consista

Quizá todo consista, si me apuras,
en saber distinguir lo que no quieres,
en desechar sin miedo los absurdos,
en tratar de engañarte cuanto menos
mejor. Que las sirenas continúen
cantando lo que quieran para otros.
Ignóralas y simplemente deja
las cosas que no sirven a tu espalda,
abandonadas, muertas, y prosigue
sin perder ni un minuto hacia la orilla
de esa playa que sabes que te espera.

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