Horizontal / vertical

Por Jonás Berea (jonasberea@gmail.com)
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Vivian Maier, Nueva York, septiembre de 1953En la Biblia la vida cristiana se entiende como una combinación de dos vocaciones inseparables en el ser humano: entrega a Dios y entrega al prójimo. La una es inconcebible sin la otra. Si fallas en la una, fallas en la otra. No hay eje vertical sin eje horizontal, y viceversa. El cristiano piadoso busca el bien del prójimo, y el genuino benefactor de los demás lo es porque lo conduce el Espíritu. En los escritos de Juan se desarrolla ampliamente esta visión.

1 Juan 1: 6, 7 afirma: «Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado.»

«Andar en la luz» hace referencia al eje vertical, porque la luz es Dios; «tener comunión unos con otros» al eje horizontal; «la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado» se relaciona con ambos ejes: entrega expiatoria de Jesús (vertical) y purificación de nuestra vida (horizontal, porque la vida son relaciones).

1 Juan 1: 3: «Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros» (eje horizontal); esa unión fraternal solo cobra sentido si se entreteje con el eje vertical: «y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo».

Conocer a Dios (vertical) implica guardar sus mandamientos (horizontal), según 1 Juan 2: 3, 4: «El que dice: “Yo lo conozco”, pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él». Cuando Juan concreta a qué se refiere con “guardar los mandamientos” no pone ejemplos de un cumplimiento ritual o conductual que se supone que debemos hacer para Dios; para Juan los mandamientos son ante todo «amar al hermano» (2: 10).

[Imagen: Vivian Maier (Nueva York, 1953).]