El Señor te muestre su rostro

Por Jonás Berea (jonasberea@gmail.com)
https://jonasberea.wordpress.com/

Uno de los pasajes más conocidos del Antiguo Testamento es Números 6: 24-26:

El Señor te bendiga y te guarde,
el Señor te muestre su rostro radiante
y tenga piedad de ti,
el Señor te muestre su rostro
y te conceda paz. (BP)

Captura de pantalla 2021-08-17 a las 8.14.11Este poema es la bendición sacerdotal que Aarón debía pronunciar sobre Israel. Es ampliamente utilizada en la liturgia judía y cristiana. Ocurre con aquellos textos más repetidos (como el padrenuestro) que no nos solemos detener a comprender su sentido más profundo.

Hay una idea que aparece dos veces en este breve pasaje: «que el Señor te muestre su rostro». Dado que «Dios es espíritu» (Juan 4: 24) y no puede ser «visto», la expresión bíblica «el rostro de Dios» es una imagen que comunica la gracia, la bondad, la predisposición absolutamente favorable de Dios hacia el ser humano.

El segundo verso suele traducirse como «el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti». ¿Qué significa ese rostro radiante? Algunas versiones me encantan, porque buscan expresiones menos visuales pero quizá más comprensibles: «el Señor te mire con agrado» (NVI), «sonría sobre ti» (NTV), «sea bueno contigo» (PDT).

El cuarto verso es muy similar, «el Señor te muestre su rostro», y se ha traducido como «te mire favorablemente», «con agrado» o –maravilloso– «te mire con amor» (DHH).

El rostro de Dios es puro amor. Por eso a nosotros, que vivimos bajo la permanente pulsión de ser arrastrados por el orgullo y el egoísmo (que son lo opuesto al amor), nos resulta tan difícil soportarlo. A Moisés se le concedió ver «las espaldas» de Dios, pero no su rostro (Éxodo 33: 23). Y aun así cuando el Señor cruzó delante de él, pudo vislumbrar la naturaleza de nuestro Padre: «¡Dios tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad!» (Éxodo 34: 6, DHH).

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